Dieta para el Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP): un enfoque integrativo

La dieta en el Síndrome de Ovarios Poliquísticos (SOP) es una de las principales herramientas para el manejo de esta condición. Sin embargo son muchas las dudas que surgen al respecto.

En una primera visión de la enfermedad no queda claro como la modificaciones en la dieta tienen un efecto beneficioso sobre un ambiente hormonal alterado, principalmente por el hiperandrogenismo.

Con la intención de ofrecerte una visión más amplia del SOP y para que comprendas la estrecha relación que existe entre el desequilibrio hormonal y la alimentación, te he traído este post que ofrece un enfoque integrativo sobre la dieta para el SOP.

 

Vamos desde el principio ¿Qué es el SOP?

El síndrome de ovario poliquístico es un trastorno heterogéneo que combina signos y síntomas asociados al exceso de andrógenos y la disfunción ovárica. Entre los signos más representativos del SOP tenemos:

  • El hirsutismo
  • La hiperandrogenemia
  • La oligoovulación o amenorrea
  • La morfología poliquística.

El SOP es una condición con una prevalencia de un 20%. Esto lo convierte en el trastorno endocrino y metabólico más común en mujeres que se encuentran en edad reproductiva.

 

La relación entre el SOP y el metabolismo

El SOP es principalmente un trastorno hiperandrogénico.

El hiperandrogenismo no sólo es el mecanismo involucrado en la oligo ovulación y las manifestaciones cutáneas sino que también facilita el desarrollo de resistencia a la insulina y la disfunción metabólica.

Al mismo tiempo, la insulina actúa como un estimulador a nivel de las glándulas suprarrenales, induce una mayor producción de andrógenos y modula la secreción pulsátil de la hormona luteinizante que estimula la producción de andrógenos en los ovarios. Esta situación complica más el cuadro.

La resistencia a la insulina es un trastorno muy común y de ello surge la duda ¿Puedo desarrollar SOP si sólo tengo resistencia a la insulina? Lamentablemente si.

El hiperinsulinismo secundario a la resistencia a la insulina está asociado a enfermedades como la obesidad, la diabetes gestacional y la diabetes mellitus, las cuales refuerzan las manifestaciones del SOP.

Tanto el SOP como todas estas enfermedades tienen un punto en común, aparecen cuando la dieta occidental y un estilo de vida sedentario predominan en la vida de una mujer.

Lo peor es que el daño del círculo vicioso entre los andrógenos y la resistencia a la insulina no termina aquí. La disfunción metabólica favorece la adiposidad abdominal y visceral.

Estudios de perfiles genéticos han revelado que el tejido adiposo visceral de las mujeres con SOP es muy diferente al de una mujer sin SOP y se parece más al de los hombres.

Esto sugiere que

 

el exceso de andrógenos contribuye aún más a la adiposidad abdominal y visceral, a la resistencia a la insulina y al hiperinsulinismo compensatorio, lo cual induce más secreción de andrógenos en los ovarios y las glándulas suprarrenales perpetuando un ciclo de daño al organismo.

 

 

El papel de la dieta en el SOP

Para nadie es un secreto que las grandes enfermedades de la humanidad se podrían haber evitado con una adecuada alimentación y, el SOP, no es la excepción.

Las modificaciones en el estilo de vida que comprende pautas dietéticas, de ejercicio físico y conductuales, son las medidas de la primera línea de tratamiento en el SOP.

A pesar de ello, hasta el momento no existe evidencia de un consenso sobre la composición específica de una dieta que sea mejor que otra para revertir los efectos del SOP. De ahí la tremenda importancia de la individualización. Cada mujer es única.

El hallazgo general es que la pérdida de peso induce cambios positivos sobre los efectos del SOP, lo que se relaciona directamente con la interrelación entre la resistencia a la insulina y la obesidad.

Existe una correlación positiva entre la restricción calórica y las dieta de bajo índice glucémico para incrementar la sensibilidad a la insulina, mejorar la regulación de la glucosa e inducir la pérdida de peso en aquellas mujeres que lo requieran.

Sin embargo, la restricción calórica per se, es una estrategia difícil de seguir en el tiempo. Por ello surge la idea de seguir otro tipo de alimentación, como un enfoque evolutivopaleo, un modelo dietético de bajo índice glucémico.

 

Dieta para la resistencia a la insulina

Un estudio publicado por la revista de endocrinología clínica, entre otras cosas, analizó la elección de alimentos en mujeres con SOP y mujeres sin SOP.

La comparativa reveló que la mujeres con SOP tienen un consumo significativamente mayor de dulces, quesos, aceites para cocinar y almidones con alto índice glucémico. De igual forma no se encontraron diferencias entre la ingesta de energía diaria y la proporción de macronutrientes.

Esta evidencia sugiere que la solución no es sólo disminuir calorías y empezar a eliminar alimentos. La solución debe ir más allá, requiere un enfoque integrativo donde se evalúen las condiciones particulares de cada mujer.

Sin embargo, en general los resultados apuntan a una dieta baja en carbohidratos, con una alta proporción de proteínas, como una alternativa para reducir la resistencia a la insulina en las mujeres con SOP.

De igual forma, la calidad de los carbohidratos incluidos en la dieta juegan un papel decisivo, por lo que un adecuado aporte de carbohidratos complejos es una necesidad.

 

Grasas de calidad para la inflamación crónica

La resistencia a la insulina y la hiperglucemia generan un estado permanente de bajo grado de inflamación.Todas las modificaciones en la dieta que busquen optimizar la salud deben considerar el impacto de la alimentación sobre la inflamación sistémica, donde los nutrientes de la dieta son determinantes.

En este sentido, además de la calidad de los carbohidratos es necesario considerar la cantidad y calidad de las grasas de la dieta.

La alta proporción de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans se correlacionan positivamente con marcadores inflamatorios como los niveles de proteína C reactiva (PCR), el factor de necrosis tumoral (TNF) y la interleucina 6  (IL-6).

Estos marcadores son responsables de la disfunción vascular vinculados fuertemente con las enfermedades cardiovasculares.

Por su parte, los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) han sido inversamente asociados al estado pro inflamatorio, especialmente el omega 3.

La cantidad también es importante. Mientras mayor sea la ingesta de grasas saturadas, mayor será la proporción necesaria de grasas insaturadas para disminuir el efecto pro inflamatorio.

Es decir, mientras más grasas de mala calidad consumas, perderás el potencial efecto anti inflamatorio y cardioportector que la inclusión de omega 3 pueda dar a tu organismo.

 

Un enfoque integral

Para tener un visión más amplia de la dieta en el SOP,  también es necesario considerar el aporte de micronutrientes importantes como los flavonoides, el magnesio, el inositol y la vitamina D.

Espero que a partir de esta información de este artículo empieces a tomar conciencia del papel de tu alimentación como un factor determinante para la prevención y control de enfermedades metabólicas como el SOP.

Los planteamientos de este post no sustituyen las indicaciones nutricionales de un dietista porque, para ello, hay que tener en cuenta muchísimos más factores que varían en función de cada mujer y cumplir con el ideal de ajustar cada condición a cada necesidad.

El SOP es una de las patologías que más trato en consulta, con mejoras increíbles. Si necesitas ayuda no dudes en pedirla, infórmate aquí.

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Referencias

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